Feria Vintage en Madrid

¿Por qué será que nos gusta tanto lo antiguo, lo que perteneció a otra época, lo que embelleció a nuestras antecesoras? La respuesta es bien compleja, pero es lo que sustenta el gran éxito de visitas y ventas que está teniendo la Feria del Vintage en Madrid, situada hasta el domingo 10 de marzo en la última planta de la estación de trenes de Chamartin en Madrid.

Como habiendo hecho las maletas para un viaje al pasado, maletas vintage, en sus formas y colores, impregnadas de historias y aventuras, de sueños y esperanzas, de traqueteos y abolladas, visitar la Feria Vintage es pasear en un pacífico tramo por los secretos, trucos de belleza y costumbres de otras épocas.

Otras épocas recientes, por eso es tan atrayente, los años 40, 50, 60 y 70, el máximo apogeo y esplendor de nuestras abuelas, con sus nostalgias y cantos a la esperanza y al futuro, futuro que éramos nosotros, que desde este punto en la historia lo contemplamos admirados.

Por eso es tan sorprendente la Feria Vintage, porque se trata de un acuerdo en el tiempo en lo que es la belleza, en lo que permanece y perdura, como las ideas platónicas, que se respetan a lo largo del tiempo, a pesar de las guerras, de las heridas y de las pérdidas. La Belleza con mayúsculas que se perseguía entonces y ahora y siempre traducido en frescura, en alegría por estar vivos y en hacer de la vida un juego.

También Belleza en la delicadeza de las prendas, su colocación y presentación, sus texturas y composiciones.

Y por qué no, también belleza en lo peligroso, en la idealización del pasado, en la asunción de que otro tiempo pasado tuvo que ser mejor, porque se amaban, se respetaban, porque el amor romántico era más puro y romántico entonces, porque los sueños que ellos tenían pudieron cumplirse en nosotros, porque sus vestidos de noche emanaban dulces y humildes posibilidades, porque los galanes de la época eran hombres guapos y seguros de sí mismos, curtidos en el dolor de las guerras y el hambre. Pues eso, el peligro de dejarse llevar por la idealización, que seguramente está equivocada.

Y llegó el tren a su destino, que es el presente, agitado, confuso, herido y decepcionado, pero con todo lo aprendido a cuestas y las reflexiones sobre los peligros encima de la mesa y las opciones para hacerlo mejor por delante. Ha sido un viaje precioso. Ahora a coger el próximo tren.....

PASAJEROS AL TREN!!!!!